La
aproximación conceptual a estos términos que, a fuerza de repetirse en
distintos contextos, tanto de tiempo como de espacio, han terminado por ser
polisémicos o por lo menos protagonistas de un debate que ha logrado
posicionarse como necesario tanto para las entidades privadas como para las
gubernamentales.
El tema ambiental aparece entonces como uno de
los actores que logra integrar otros escenarios conceptuales que necesariamente
deben relacionarse entre sí. Cultura, tecnología, ciencia, economía, sociedad,
etc.., son términos que hacen parte de la estructura de los discursos que en
los últimos 30 años han permitido involucrar lo ambiental como un componente
clave en la construcción de un modelo mental y social que es capaz de
cuestionar las bases sobre las cuales han crecido nuestras sociedades.
Recordemos
que Gandhi consideraba que “la civilización
occidental era una enfermedad curable “, en clara alusión a Truman cuando en su
discurso de Enero de 1949 creó un nuevo contexto que obligó a mirar e
interpretar al mundo de una manera diferente, creó la enfermedad y dividió el
mundo entonces en opuestos donde los unos podrían ayudar a los otros, ayuda que
no se estaban pidiendo pero que generó una nueva manera de consumo social.
En el análisis histórico del término desarrollo se nos
permite precisamente encontrar que ha pasado por diferentes momentos,
concepciones e interpretaciones; en uno de sus comentarios, Steva afirma que “La
palabra implica siempre un cambio favorable, un paso de lo simple a lo
complejo, de lo inferior a lo superior, de lo peor a lo mejor” y en ese sentido
aparece entonces, al interior del término la experiencia de la dominación por
cuanto la construcción del significado del término comienza a trascender los
aspectos relacionados con el bienestar y clasifica a la humanidad entre los que
ya han alcanzado la cumbre del desarrollo y aquellos que siguen luchando por
alcanzarlo y así el tema se relaciona con la economía y el poder que lleva a
las naciones a entregar su capacidad de determinación en beneficio de otras que
arrasan con los recursos naturales de suerte que como dice Sachs, citado por
Esteva “Es tiempo de recuperar
serenidad. Muletas como las que ofrece la ciencia son innecesarias cuando se
camina sobre los propios pies, en el camino propio, soñando los propios sueños
- no los que se toman en préstamo del desarrollo”.
En el mismo sentido, el desarrollo comienza a tener
apellido (Sostenible) y se convierte no sólo en reto explicito para los
gobiernos mediante los convenios y acuerdos que combinan la urgencia de mejorar
las condiciones de la calidad de vida de los pueblos que no cuentan con los
recursos económicos requeridos para asegurar el bienestar de sus habitantes,
pero que contradictoriamente son los ocupantes de los territorios con la mayor
riqueza natural, de la manera que el aspecto ecológico se convierte en un
factor determinante en lo que se llama la “paradoja entre cooperación y
competencia como el
marco central condicionante
de la política medioambiental internacional”, de tal manera que las
evidencias muestran que los resultados de los programas y planes que han
pretendido generar desarrollo han desembocado en lo contrario.
Ahora bien,
a modo de contrapeso entre las diferentes escuelas, teorías, tendencias e
ideologías podemos afirmar que el tema ambiental aparece como un discurso
vinculante pero al mismo tiempo excluyente, las ONG han logrado el propósito de
visibilizar el tema como prioritario y necesario, pero simultáneamente las
grandes corporaciones han logrado ganar terreno al apropiarse de términos y
conceptos que están siendo llevados al modelo económico vigente, de tal manera
que la realidad ambiental pasó a convertirse en un slogan que favorece el
modelo neo liberal desconociendo el contenido de los términos que usan, así “el medio
ambiente se ha convertido para muchos
en un negocio verde“.
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