Quizá hemos tenido la oportunidad de escuchar
conferencias donde se hace un gran halago y elogio de los equipos de trabajo y
las empresas que van buscando la delantera, marcando la diferencia, innovando y
creando nuevos escenarios para la competitividad; hemos presenciado cómo se
denigra o por lo menos se trata con cierto desdén a aquellas organizaciones que
buscan la zona de confort y que quizá prefieren modelos probados, reconocidos y
validados por la historia organizacional.
Es la evidencia, en estos discursos, de
privilegiar al pionero sobre el colono, al cual quiero ofrecer, en esta
reflexión, una oportunidad en el oleaje del cambio organizacional y por cuanto
son también la representación de la necesaria y requerida estabilidad que le
permite al pionero avanzar en la conquista de nuevas fronteras organizacionales
y al colono fortalecer los nuevos escenarios descubiertos.
Hace
muchos años un famoso futurista dijo: “la visión es un sueño en acción” (J.
Barker) e invitaba a romper paradigmas, a ser pioneros capaces de conquistar
nuevas realidades, a arrojar estrellas de mar y reconocer en ese acto un
sentido de trascendencia único que daba valor a los esfuerzos aislados de
quienes se arriesgaban por los desconocidos caminos de lo incierto. En su
contexto era, más que una invitación, una exigencia para los líderes
empresariales llamados a convertir las economías en una plataforma de salvación
para un mundo cada vez globalizado y a la vez saturado de un volumen de
información cada vez más difícil de asimilar.
Se evidencia, en la historia de las
organizaciones, la urgencia de mantenerse a la vanguardia en la búsqueda de
nuevas fronteras, de territorios inexplorados y de hacer del cambio un modelo
de gestión. Todos los días aparecen nuevas teorías sobre la mejor manera de
gerenciar las organizaciones, nuevas herramientas, nuevos productos,
innovadores programas de software y la sensación de que no vamos lo
suficientemente rápido en la conquista del mercado y de los clientes.
Uno de los autores que más ha reflexionado
sobre la importancia de ser pionero es Tom Peters quien asegura que “en medio
de la incertidumbre lo mejor es arriesgarse”, de tal manera que es un acicate
para los ejecutivos que pensaron haber llegado a la meta. Así como Ulises en su
camino a Ítaca, la labor empresarial tendrá muchos momentos de dificultad pero
también de alegrías y su permanente búsqueda de la innovación será la que le
lleve a ser reconocida como empresa pionera, capaz de abrir caminos nuevos y
descubrir nuevas maneras de hacer las cosas tomando distancia de quienes
equivocaron la ruta.
Arriesgar significa también apostar por lo desconocido y
enfrentar quizá fracasos que no estaban proyectados, sabemos así de muchas
empresas que llegaron tarde o bien que tuvieron que desandar el camino porque
sus resultados no fueron los esperados, incluso sabemos de empresas que en el
intento tuvieron que cerrar sus puertas.
Ser pionero tiene muchos significados y uno de
ellos tiene que ver con la permanente invitación que hacen desde la academia, o
desde la realidad empresarial, la mayoría de los gurús en sus reflexiones. Ser
pionero es la capacidad de desarrollar un espíritu que implica riesgo, muchas
empresas se lanzan en la búsqueda de ese “oceáno azul” tan anhelado y en el
camino pueden suceder cosas que les lleve reconocer que quizá deben elaborar
una estrategia que les garantice los tres pilares que Sallenave propone: La
rentabilidad de sus operaciones, el crecimiento requerido y la permanencia en
el tiempo. (3).
Ahora bien, por otra parte y evidenciando la
realidad de las organizaciones en el mercado, encontramos que la mayoría de las
empresas que existen, asumen el “estilo del colono” más que el “espíritu del
pionero”. El colono ha permitido que se consoliden los asentamientos humanos,
han aprovechado y explotado el territorio que alguna vez descubrieron los
pioneros, tienen una mentalidad sedentaria mientras que el pionero por
naturaleza es nómada.
El estilo del colono se refleja en las
organizaciones que toman ventaja de los territorios que los pioneros van
abandonando, reconocen que deben desarrollar estrategias de permanencia y
conservación para que su negocio sea exitoso, pero no tienen la preocupación de
tener que encontrar refugio antes que los sorprenda la noche. El colono produce
y comercializa productos para mercados estables que los requieren, se cuida de
la competencia y arma corazas que los protegen de los enemigos naturales de su
negocio.
Ser Pionero o colono no es realmente un
dilema, no tiene porque ser una consigna en la realidad empresarial. Sin
embargo, a modo de reflexión final, la gestión gerencial si puede ser vista
desde esta perspectiva, en el sentido que muchas organizaciones necesitan
gerentes pioneros, capaces de innovar, de arriesgar, de proponer, que sean
generadores de ideas y movilicen a los colaboradores en el propósito de
conseguir los resultados que la organización requiere. Por otra parte, es
posible que algunas organizaciones necesiten a alguien más reposado que
administre lo que hay, que aproveche todos los recursos de los cuales dispone
la empresa para obtener los resultados requeridos.
Por último, la etiqueta de Pionero o Colono
puede ser también para cada uno de nosotros en cuanto sea capaz de auto
descubrir en su manera de ser, es así que en su historia de vida podrá
encontrar seguramente episodios donde fue pionero al arriesgarse a traspasar
las fronteras de lo conocido y al final logró conquistar un nuevo territorio
que comenzó a hacer parte del nuevo paradigma. Pero también es posible que
tenga historias donde logró colonizar y afianzar su espacio vital en lo
personal, lo profesional o lo laboral.
1.
Baker Joel.
Paradigmas
2.
Peters Tom.
Reimagina
3.
Sallenave Jean
Paul. Gerencia Integral
Contacto:
Tel. (57 1)2 21 67 81. (57) 311 214 3825
BOGOTÁ, COLOMBIA
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